12. okt. 2007

Lo que soñó Alicia
“…seguía acechándonos desde algún punto situado más allá de la realidad visible”
I. El andar, el aparecer
[¿dónde?]
La cinta roja cayó al agua cristalina del azulado bosque. Alicia era como aquellos sexos indefinidos que inundan los espacios de estrellas a punto del colapso. No se sabe cuándo la realidad se atrevió a traspasar el imaginario de sus sueños.
¿De qué elementos ha sido construido el ser llamado, incluso, etiquetado, humano?
Una sonrisa desmesurada cuelga de los brazos del Baubab tildando sonidos amarillos envueltos de espirales. Ella camina por el sinuoso andar de una bestia de sombras múltiples, brillante, de pezuñas anchas como las de un camello, su vientre blanco y redondo sube hasta el cuello, cual alto, denota el rostro de un caballo con boca de clítoris y que entona notas húmedas en un bosque que está al otro lado del paraíso. El canto conduce a la pequeña que ensoñada procura pasitos sin temor, sin saber con lo que se encontrará.
Esta bestia, según los expertos en zoología, no tiene leche y crece dos veces al año hasta convertirse en el animal más delicado, grande y hermoso que una mirada pudiese contemplar, sin embargo siempre se oculta y no se reproduce. Al envejecer trasmuta más allá de la realidad visible. La bóveda celeste denotó la tardía caminata que ella había emprendido a partir de un sin-dónde, ya cansada y sin escuchar el canto de su guía, paró, talló sus ojos, se recostó…
¿La ruptura de su visión de mundo fue a partir de la perversión de la realidad? ¿Fue al amanecer cuando pudo abandonar su existencia?
Un despertar en rojos la mantuvo sin aliento y sin identidad, sin un saber qué sucedía en el exterior. Volvió a escuchar aquel canto de inocencia, el vómito se hizo presente, un olor a sangre de toro no dejó de provocarle aquel devolver de palabras raptadas.
II. El despertar, la irrupción
[¿Cómo?-¿cuál?]
La cinta roja cayó en un espejo de laberíntico aparentar. La bestia era así, tal cual, Alicia podía verla, percibir su aliento apestando a minos, Alicia sin sorpresa le ordenó le tapara nuevamente su visión. La bestia enfurecida comenzó a cantar…
Al amanecer llegué al centro del espiral
donde Aracné tejía como Leonora, la virgen del vacío y las existencias perdidas,
lo circular de las puertas que en movimiento se entrelazaban girando en los espacios vacíos
en el viento, me permitió elevarla hasta que se abatió en mis fauces
y mi vientre blanco brilló
implotar en tu mirada, Alicia perdida
violar tu imagen, Alicia perdida
Desvaneció hasta desaparecer. Un gran río de leche brotó del Baubab, que según Alicia ya se había alejado de él en su travesía
¿Cuál es el otro lado del paraíso?
Al abrir los ojos sólo volteó al espejo y percibió en su rostro blanco, una belleza animalizada en inexplicable, sabía que ahora no vería la fantástica bestia en un bosque sino en su propia habitación, quien la acecharía noche a noche en un incesante canto de blancos y rojos derrumbándose de un circulo negro que devoraría su imaginario hasta situarse más allá de la realidad visible.
Un vuelo nunca jamás es suficiente para estar al otro lado del paraíso ya que la bestia acecha la realidad de nuestros sueños.

1 ummæli:

Rafael Barreto Pinto sagði...

Alícia, não se preocupe... sonhos são apenas sonhos! Agora se quiser pode deitar-se entre sua mãe e eu!

No dia seguinte:
- Querida, creio que é melhor levarmos Alícia ao psicologo!

Una interpretacion y continuacion libre de mi parte.

Besitos