
Lamentación de un Ícaro
Los amantes de prostitutas
son dichosos, dispuestos y considerados;
en cuanto a mí, mis brazos están rotos
por haber estrechado nubes.
Gracias a astros impares,
que todo en el fondo del cielo brillan,
mis ojos consumidos sólo ven
recuerdos de soles.
En vano he querido del espacio
encontrar el fin y el medio;
bajo no sé qué ojo de fuego
siento que mi ala se rompe;
y quemado por el amor de lo bello,
no tendré el honor sublime
de dar mi nombre al abismo
que me servirá de tumba.